¿Cómo
están? Acá de vuelta con ustedes comenzando el tercer mes del año. En esta
ocasión quería decirles cómo es que me convertí en fan de Indochine. Era fines
de 1986 si mi memoria no me falla y comencé a escuchar por la radio el tema “L’Aventurier”. Desde el saque el tema me capturó. Me dije…
Mmmm… eso no es inglés y mi padre me dijo “es francés”.
Entonces,
llegó el verano de 1987 y fue la apoteosis. Los temas del álbum “Au Zenith”
martilleaban sin descanso las ondas de las radios locales. “Canary Bay” y
“Trosieme sexe” se catapultaron rápidamente en el gusto juvenil. Mi primer LP fue justo ese “Au Zenith” que le
pedí a mi padre y que sin dudarlo me dio gusto por mis buenas calificaciones
escolares.
En mayo de
1988 llegó el grupo. Es verdad, no pude ir a las presentaciones, pero desde que
pude reuní una serie de recortes sobre ellos en la prensa nacional que atesoro
como de oro de tratara. Desgraciadamente, las radios locales pasaron temas
nuevos suyos hasta el álbum “Un jour dans notre vie” en 1994, cuyo cassette también
adquirí.
Soy fan de
Indochine porque su música es divertida, experimental, densa o seria. Es decir,
tiene varios matices. Además, marcó mis años de niñez y adolescencia. Muchas de
mis primeras grandes experiencias de vida se dieron con sus temas a modo de
sountrack.
Soy fan de
Indochine porque amo la cultura francesa, su idioma, el importante aporte que
Francia, esa gran nación, dio a la intelectualidad y pensamiento universal.
Indochine forma parte de esa apertura francesa al mundo, cantando en su idioma,
sin usar la “trampa” de usar el inglés para llegar a más mercados.
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